La Eficiencia Energética o ahorro de energía es un recurso energético que permite optimizar la relación entre energía dispendida y los productos y servicios obtenidos finalmente de esta. Aplicando diversas disposiciones e inversiones a nivel tecnológico, de administración y prácticas cotidianas, la Eficiencia Energética forma parte sustancial de la política pública energética de los países en vías del desarrollo de un hábitat sostenible.
Los resultados que se pueden lograr aplicando una política de eficiencia energética estatal son múltiples: un país podría reducir sus necesidades de generación; utilizar eficientemente los recursos energéticos; disminuir la presión sobre sus recursos naturales, así como mermar la contaminación local y la huella de carbono. Del mismo modo, prever impactos sobre las comunidades y los suelos, aumentar la competitividad de los sectores productivos y reducir esencialmente el costo de los servicios eléctricos.
En países como Chile, el gobierno apuesta por las energías renovables como fuentes para una energía eficiente. El Ministerio de Energía conjuntamente con la Agencia Chilena de Eficiencia Energética, hicieron un llamado a la sociedad chilena para integrarse al consumo sensato de energía. “La meta es llegar al 2020 con una disminución del consumo de energía equivalente al 12%, lo que es el resultado del conjunto de iniciativas que realicemos como país”, puntualizó William Phillips, director ejecutivo de la AChEE.
Por otro lado, en España, se ha creado un Plan de Acción de Ahorro y Eficiencia Energética 2011-2020 del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) que fija un objetivo mínimo orientativo de ahorro energético del 9% en 2016. Así mismo el Consejo Europeo en 2010 fijó como objetivo para 2020 ahorrar un 20% de su consumo de energía primaria.
Se espera un vertiginoso crecimiento de las ciudades en los próximos 20 años, principalmente en los países en vías de desarrollo, de aproximadamente 1,500 millones de personas. Esto evidencia una presión extra sobre las infraestructuras, que deben soportar a muchos más individuos con sus respectivos consumos, y sin incrementar la huella medioambiental. Por esto, los edificios residenciales, comerciales e industriales, deben ser lo más eficientes posible en el consumo de los recursos. Esto es un gran desafío para los edificios más antiguos e ineficientes.
Entre las técnicas más usadas para el ahorro y eficiencia energética en comunidades están:
La sectorización, los modos de temporización y los detectores de presencia, incorporados al uso de lámparas de bajo consumo y tubos fluorescentes pueden disminuir en más del 75% el consumo de energía eléctrica. Las lámparas de inducción, dependiendo de si son estándar o compactas, pueden tener una vida útil que varía de las 40.000 a las 100.000 horas.
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